Supongo que a la gran mayoría de los que ahora mismo estáis leyendo ésto, os habrá cogido tan de sorpresa como a servidor tanto la debacle de taquilla que supuso hace dos semanas el estreno de 'Cuatro Fantásticos' ('Fantastic Four', Josh Trank, 2015), como las inmediatas declaraciones al respecto de un director que se ha mordido bien poquito la lengua depurando responsabilidades al respecto o, por supuesto, lo mucho que la crítica se ha cebado en la que ya es la cinta del Universo Marvel peor valorada de la historia de La Casa de las Ideas incluso por debajo de la infame 'Elektra' (id, Rob Bowman, 2005).
Y también supongo que ahora mismo, cuando la llegada a las salas españolas de la cinta es inminente, la pregunta que más os estaréis haciendo es ¿realmente es tan mala? Dejémoslo claro desde ya. NO, no es para tanto. De hecho, a la luz de lo mucho que hemos cubierto en este especial de uno a otro extremo del mundo del cómic en la gran pantalla, no es ni de lejos lo peor con lo que servidor ha tenido que lidiar. Y es más, puestos a valorar con respecto a lo que los personajes tenían en su pasado cinematográfico, no creo que sea muy descabellado situarla por delante de las otras tres cintas que adaptaron en su momento a la Primera Familia Marvel.
Desequilibrio
Ahora bien, si consideramos por un momento que ninguna de ellas era gran cosa —ni el esperpento producido por Corman, ni cualquiera de las dos dirigidas por Tim Story— como ya comentamos en sus respectivas entradas, es bien evidente que el hecho de que este nuevo fallido intento por parte de Fox de poner en pie una propuesta sólida acerca del cuarteto de superhéroes se sitúe (sensiblemente) por encima no supone gran cosa. Simplemente viene a subrayar, en primer lugar, que con esta tercera producción los estudios han dejado bien claro que no tienen ni la más remota idea de qué hacer con los personajes y que mucho ganaríamos todos si los derechos volvieran a Marvel.
En segundo, y aún más importante, que si bien todo lo que Trank ha llegado a afirmar en los últimos días acerca de las muchas injerencias que sufrió por parte de los ejecutivos de la Fox durante la producción y sobre los recortes a los que se ha visto sometido el filme es incuestionable —sólo hay que verlo para apercibirse de los saltos indiscriminados que va dando la acción y lo mal que están descritos los personajes—, hay en 'Cuatro Fantásticos' un problema de fondo que creo atribuible al cineasta y que, a mi parecer, es lo que impide que la cinta alcance mayores cotas: su desequilibrada estructura y el hecho de que, al ser reinicio, se insista de nuevo TANTO en el origen.
'Cuatro Fantásticos', escorando hacia la deriva
Relacionadas de forma íntima, que de los 98 minutos de metraje —que, como comentaba el director, debían haber sido entre 120 y 130— la primera hora y diez se invierta en trasladarnos cómo Reed, Susan, Johnny y Ben consiguen sus poderes afecta sobremanera al ritmo de una cinta que, en esencia, poco tiene que ofrecer en este sentido cuando lo que se nos traslada es en esencia lo mismo que ya había hecho Story en 2005 o, por extensión, a lo que los legendarios Stan Lee y Jack Kirby describían cuando el primer número de la serie veía la luz allá por 1963.
En lugar de despachar todo en la mitad de tiempo, o incluso menos, y centrar el foco en una mayor carga de acción —que esto es cine de superhéroes, no Shakespeare—, que para colmo sea el propio Trank el que revelaba que el tiempo invertido en perfilar a los cuatro protagonistas iba a ser aún mayor no hace sino elevar muchas preguntas acerca de lo que habría sido 'Cuatro Fantásticos' con media hora más de metraje orientada, como decimos, a cubrir con mayor eficiencia un matiz de la cinta al que lo que le habría hecho falta es una mejor concreción, no más extensión.
Mirando a cualquiera de los protagonistas, uno se da cuenta de que las quejas del director no hacen sino destapar el pobre trabajo que el libreto hace para con los personajes encarnados con irregular convicción por un Miles Teller con perpetua cara de alelado, una Kate Mara que —quizás, y sólo quizás— es lo mejor de la cinta, un Michael B.Jordan que es el mayor error de reparto junto a Toby Kebbell y un Jamie Bell soso como él sólo. Ninguno de ellos resulta convincente o, por supuesto, tiene el suficiente carisma como para soportar sobre sus hombros el peso de una función coral en exceso.
Total, que cuando han transcurrido esos 70 minutos iniciales y la acción se decide a mostrar algo de eso, de acción, el interés por lo que pase es tan bajo, que cuesta trabajo apreciar que el cuarto de hora siguiente no está nada mal y sirve de perfecto exponente de lo que la fuerza que le habíamos visto a Trank en su espléndida 'Chronicle' (id, 2012) podría haber conseguido si su idea para con los personajes no hubiera sido a) llevárselos a esa caracterización más "realista" que tan mal les sienta y b) tan sumamente retocada.
Lo que queda pues a la postre es un título al que le cuesta, y mucho, cumplir su función de entretenimiento; algo imperdonable en una producción de superhéroes que, de forma más o menos lógica —aunque mucho de efecto bola de nieve se atisba en tanta saña— es lo que ha terminado provocando las duras e incendiarias críticas con las que se han topado estos 'Cuatro Fantásticos'. Una cinta de la que lo poco destacable atañe al departamento de efectos visuales —La Cosa nunca ha lucido tan bien en la gran pantalla— y, cuidado, a un director que cuando quiere/le dejan resuelve con precisión y pulso como bien demuestra el insuficiente clímax. ¿Nefasta? No ¿Para olvidar? No cabe duda.